Rural Tex es un estúpido portal web de noticias y reseñas sobre videojuegos y cine popular. Combatiendo el mal gusto desde 2005 (nos está costando mucho) Influenciados por nuestra cultura geek de Comic Books & Gaming, hacemos Periodismo Gonzo de tercera en este 'Colosal Desperdicio de Ancho de Banda'

RESEÑAS

Todas las reseñas de videojuegos y cine se encuentran en nuestra base de datos alfabetizada. Rural Tex™ no apoya la piratería, todo medio que se revisa es estrictamente legal y original.

Importante: Información Legal.

CALIFICAMOS ASÍ

Nuestra escala para calificar las reseñas del 1 al 5. Con el Sir William McKay reservado sólo a la excelencia.

  • Sir William McKay: Aleph One.
  • Willy McKay: ¡Non-Plus-Ultra!
  • McKay: Muy bueno, peeero…
  • Pasta: Ta' Bien… Ta' Bien…
  • Mancao: Coleto impresentable.
  • Ñame: ¡Que nos devuelvan el tiempo y dinero que perdimos en revisar esta grandísima porquería! ¡Un CULAZO!
La Otra Dimensión - Opinión:

Un mundo en ocho bits

Recientemente se publicó en este güebsait un artículo homenaje en referencia al Nintendo Entertainment System y su origen en el Famicom a propósito de cumplirse 30 años de su introducción. Surgió en esa oportunidad el comentario sobre el origen primordial de la masificación de los videojuegos fuera de las galerías de Arcades y los equipos de entretenimiento que fueron instalados en locales desde que surgió "Pong", el tenis de mesa virtual que lo empezó todo. Así nace ATARI INC. de la mano del genio emprendedor Nolan Bushnell*, quien creó el PONG como la primera consola digital casera** que puso el punto de partida para el ATARI Video Computer System – Model 2600 (VCS) o mejor conocido popularmente como el Atari 2600.

¿Cómo se nos pudo pasar por alto que el pasado 11 de Septiembre se cumplieron 35 años de quien realmente inició todo? En honor a la verdad, la cultura gamer tal como la conocemos hoy en día tiene sus inicios desde muchos puntos de vista en el NES, con la compañía japonesa que hoy promociona el Wii al frente de los mayores esfuerzos tecnológicos, mercadotécnicos y de distribución para lograr en el ámbito de las consolas de entretenimiento lo que Apple*** hizo por las computadoras personales: Que hubiese al menos una en cada casa. Pero no debemos olvidar a los pioneros.

Mucho antes de que existieran los subgéneros, las grandes sagas y las aventuras que tradujeron los juegos de rol a escenarios digitales, el Atari 2600 canalizó los primeros pasos en este sentido. Los padres de familia a principios de los 80 llegaban orgullosos a sus hogares para presentarle a sus hijos la última maravilla de la modernidad. [Fui uno de esos –Nota del Editor en Jefe Bartlolomeo] Se pasaban horas explorando los sencillos enigmas que los estudios de la época planteaban a los jugadores, y observando detrás de cada "Game Over" los cambios en secuencias de colores de los personajes congelados tras el fin de la batalla.

Este aparato que por primera vez masificaba la disponibilidad de un básico sistema de entretenimiento revolucionó el mercado, y se convirtió en el precursor de nuevos dispositivos que generación tras generación irían superando las capacidades, calidad y horizontes de entretenimiento bajo este formato. Los tatarabuelos de los grandes títulos que jugamos hoy en día se presentan aquí: COMBAT puede ser una simplificación esquemática de más de una entrega de Call of Duty, quizás DIG DUG prefiguró las subidas y bajadas por tuberías de Super Mario; y quien sabe si Punch Out se basó hasta cierto punto en el ingenuo Boxeo de aquellos años. ¿y BREAKOUT? ENDURO colocó la piedra fundacional de los videojuegos de carreras y con ella sembró las raíces de Rad Racer y más tarde de Need for Speed, entre decenas de títulos del género.

Clásicos como ASTEROIDS o SPACE INVADERS (¿el germen de Killzone o Resistance?) luego se reflejarían en la cultura POP mediante franelas, productos kitsch y graffitis en las principales metrópolis del orbe. PITFALL fue quizás el precursor de los juegos de aventura que precede a Tomb Raider. E.T. The Extraterrestrial fue el primer cartucho que generó la maldición que sufren casi todos los juegos basados en películas exitosas en taquilla. Al final una gran parte de la inmensa remesa que el fabricante puso a la orden del mercado terminó en una fosa común en el desierto. Este título ha sido acusado de ser una de las causas que llevó a la industria norteamericana de los videojuegos a la quiebra con el colapso del mercado en 1983 (un día haremos una reseña histórica adecuada).

Pero más allá de los más emblemáticos, entre los que hay que guardar sitial de honor para PAC-MAN y toda su generación, no se puede dejar de mencionar a aquellos que sólo funcionaban bajo los parámetros de aquella lógica minimalista con su aspecto y su música original: FROGGER, POPEYE, AIRLOCK. Surrealistas que se entendían mediante la lectura de un comic como SWORDQUEST**** o los precursores de las aventuras espaciales como DEFENDER, PHOENIX***** o GALAXIAN, primos de Asteroides y precursores a su vez de una veta de 16 bits en que se incluyen 1942 y 1943. Y cómo olvidar a RIVER RAID y su interminable mundo río arriba quemando gasolina.

No deja de haber guiños y presencia de easter eggs hoy en día en opciones de complejidad inimaginable literalmente para aquella época. Del mismo modo, los emuladores son sencillos de descargar de la web y constituyen un pasatiempo geek por excelencia (ejem, hemos oído decir por ahí). Seguido por competencias y versiones como Intellivision, Collecovision y versiones que lanzó la propia Atari sin la pegada del 2600, fue cuestión de algunos años para que de los primeros pasos inseguros de los 70 se llegara a la era de los 16 bits a principios de los 90, cuando se produjo otra revolución en el universo de las consolas, como ya explicó Mike en una entrega anterior. Desde entonces, el camino hasta donde estamos hoy en día aún tiene la pintura fresca.

El Atari 2600 no puede ser ignorado por ningún gamer que se precie, quizás por eso se ha llegado a ver como un invitado especial en rumbas retro, que pone una nota nostálgica y exquisita en veladas postmodernas y hasta hispter. Será siempre recordado en el panteón de la era del surgimiento de los videojuegos, y admirado como la obra de los primeros precursores.

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El Richard

[*] Nolan Bushnell abandonó la compañía previo al colapso de la industria en 1983 (donde ATARI quebró y fue dividida) para fundar la exitosa cadena de pizzerías infantiles con salas de Arcade integradas que hasta hoy existen por toda USA: Chuck E. Cheese. [Nota Ed. en Jefe Bart]

[**] El Magnavox ODYSSEY fue la primera consola analógica de juegos casera. [Nota Ed. en Jefe Bart]

[***] ¿Sabían que Steve Wozniak –co-fundador de Apple– fue el co-diseñador del juego Breakout junto con su socio Steve Jobs cuando éste último trabajaba para ATARI? [Nota Ed. en Jefe Bart]

[****] Swordquest fue un RPG interactivo de proporciones millonarias en todo sentido literal de la palabra. Se jugaba en complemento con una revista –de DC Comics– para encontrar pistas y resolver enigmas encriptados en las aventuras. Comprendía una serie de cuatro juegos, cada uno en su cartucho individual con su respectivo comic book, Earthworld, Airworld, Fireworld y Waterworld. Al resolver los enigmas, posteriormente se enviaban los resultados vía correo tradicional a ATARI con la finalidad de poder concursar en una olimpíada nacional contra otros jugadores. Se hicieron cuatro rondas –una por cada título– entre los jugadores que pudieron resolver los complicados enigmas. El ganador de cada campeonato se llevaba una pieza de joyería de oro puro con diamantes y piedras preciosas incrustadas, cada uno aludiendo artículos de la realeza medieval ¡a escala natural y valoradas en 25.000$ cada una! al precio de los metales finos de entonces (un talismán, un cáliz, una corona y una piedra filosofal). Luego, esos cuatro ganadores (dos porque sólo ganaron Michael Rideout y Steven Bell) debían competir por el gran premio de una espada, igualmente de oro y piedras preciosas, apreciada en 50.000$ al valor de entonces. El concurso coincidió con la caída de la industria en 1983 y no se pudo realizar el tercer y cuarto evento, tampoco la gran final. Steven Bell reveló en una publicación de videojuegos que vendió el talismán a un joyero por su valor en oro a pocos años de haberlo ganado (hoy se arrepiente porque el cáliz vale decenas de miles de dólares en valor metálico). Rideout por su parte aseguró en otra entrevista mucho más reciente –que leí hace tiempo– que aún posee el cáliz y lo guarda en una bóveda de seguridad. Hoy se desconoce el paradero de las piezas adicionales, incluyendo la espada y la piedra filosofal que nunca fueron entregadas y, de existir aún, junto al cáliz, son considerados los artículos más raros jamas creados para la industria de los videojuegos. Se saben que todos existieron alguna vez porque ATARI los mostró juntos a la prensa en las promociones de mercadeo que antecedió el lanzamiento del juego y posterior concurso. Su valor en metales y piedras preciosas es muchas veces lo que costaban para la época y su valor numismático de coleccionista es incalculable.

UPDATE: Después de escribir estas notas anecdóticas sobre el histórico caso de Swordquest para ilustrar un poco el artículo de El Richard, me dediqué a perder toda la mañana buscando más información relacionada por 'teh Internets' que la que tenía acumulada de memoria. Encontré la entrevista de Rideout donde aparece con el cáliz, ahí relata detalles del concurso y evidencia –con fotos– que el objeto todavía está en su poder. Además, al final de la nota, el periodista investigó sobre el paradero de los demás objetos encontrando que de hecho aún existen. Para la fecha del artículo estuvieron en la posesión de Jack Tramiel, fundador de Commodore International y dueño de Warner Communications, quien compró ATARI alrededor de la fecha del concurso y falleció el año pasado... Swordquest vive, la búsqueda sigue (fuente: Digital Press). [Nota Ed. en Jefe Bart]

[*****] ¿Sabían qué Phoenix fue el primer videojuego en tener un “Jefe” (BOSS)? Como gasté horas –y monedas– en el Arcade... digo, con el cartuch... ¡bah! qué viejo soy... [Nota Ed. en Jefe Bart]

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