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RESEÑAS

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CALIFICAMOS ASÍ

Nuestra escala para calificar las reseñas del 1 al 5. Con el Sir William McKay reservado sólo a la excelencia.

  • Sir William McKay: Aleph One.
  • Willy McKay: ¡Non-Plus-Ultra!
  • McKay: Muy bueno, peeero…
  • Pasta: Ta' Bien… Ta' Bien…
  • Mancao: Coleto impresentable.
  • Ñame: ¡Que nos devuelvan el tiempo y dinero que perdimos en revisar esta grandísima porquería! ¡Un CULAZO!
Spiff-O-Rama - Reseña: Sweeney Todd: The Demon Barber Of Fleet Street

Edward cambió las Tijeras por Navajas

Cine Cartelera

Una característica de la cinematografía de Tim Burton es esa mezcla estrambótica y extraña que puebla su canon de películas. Todas y cada una, desde su obra maestra Edward Scissorhands, filmes más personales como Ed Wood, o en producciones plenas de estética gótica retorcida como Sleepy Hollow, Corpse’s Bride, Batman y Batman Returns; e incluso su versión psicópata pop de Charlie And The Chocolate Factory, los filmes de Tim son reconocibles a kilómetros de distancia aun sin ver los créditos. Y otra cosa los identifica: el actor fetiche de Burton, Johnny Depp. Cuando los dos se juntan los resultados van de lo impredecible a lo sublime; así como el acto de ver Sweeney Todd: The Demon Barber Of Fleet Street.

Advertencia: este film es un musical. La inspiración para la película está en la tradicional –desde 1979– obra musical de Stephen Sondheim y Hugh Wheeler, y que en su tiempo significó una ruptura con la convención en Broadway (en el momento de estrenarse ya no se hacían musicales a la manera antigua en Hollywood), por no ser otra historia de amor más, de baile o de melodrama en que los finales son siempre felices y los decorados son brillantes y estridentes. En esta historia -aparte de canciones- hay venganza, envidia, amor no correspondido, amor joven y el ingrediente siniestro: asesinatos y sangre por litros. Quizás estos eran los elementos que faltaban en la carrera de Tim Burton: un musical y sangre en toda la escala cromática.

Por lo anterior les indicamos que desde que terminan los créditos iniciales es cantar a renglón seguido, con pocos pasajes de diálogo, tal cual la usanza de los teatros de la Calle 42 en pleno Times Square o en el West End de Londres. Y en virtud de ello haremos cuatro recomendaciones. Primero, si por ningún motivo les gustan los filmes musicales, no vayan a verla, punto. Segundo, si les gustó películas como Moulin Rouge! o Chicago, tampoco vayan porque los colores, la trama y la música no es alegre sino pesada. Tercero, si vieron y les gustaron los dos filmes mencionados, pero quieren ver algo diferente en este campo, véanla porque lo es. Y cuarto, si su criterio es amplio, admiran la obra de Tim Burton o les gusta el cine como fenómeno que ven pornografía o Abbas Kiarostami (director iraní) por igual por el factor el cine por el cine, vayan a verla.

Lo increíble en Sweeney Todd es el manejo de la dirección de Burton que la hace entre atractiva y siniestra, un poco como si Norman Bates se vistiera de Santa Claus y en vez de repartir juguetes regalara puñaladas; en pocas palabras, esto es un musical gore. Los ritmos y tiempos de la cámara son precisos y punzantes como las navajas del barbero. Esto se complementa con una dirección de arte en un tono preciosista sucio que si apareciese en pantalla la Reina Victoria tendría aspecto de mucama. Además, la edición es harto dinámica tanto para que el espectador no se distraiga ante el maratón de canciones como para agilizar la trama. Y reforzando lo anterior, la fotografía se desplaza hacia lo monocromático del gris en el 98% del film, sólo roto por los litros de sangre en toda la gama de rojos. Obviamente, mencionar la música es poco más que sobrante considerando los 25 años que tiene la obra, así como la trayectoria de Sondheim.

El amigo Johnny hace de su Benjamin Barker, alias Sweeney Todd, todo un espectáculo, tanto que podría ganar un concurso de disfraces de Halloween por el aspecto siniestro que posee, o un concurso de imitadores masculinos de La Tongolele. De hecho, este sería un disfraz perfecto para una fiesta de Noche de Brujas en vez de las tijeras de su primera colaboración con Tim –el actual film es el sexto.

Y además, the boy can sing. Helena Bonham Carter muta en su papel de Mrs. Lovett como un ser frío y conciso, pero que no puede obtener el amor que desea, amén de preparar unos pasteles de carne tan sui géneris… Alan Rickman como el juez Turpin se vuelve en un agente de la envidia y la mezquindad; en esencia es él quien desata todas las acciones posteriores. El psicópata en la vida real que es Sacha Baron Cohen (alias, Ali G, Borat y Bruno) aquí se vuelve un camaleón para transformarse en un falso barbero italiano que rivaliza con el “señor” Todd. Y el resto del reparto se hace con la tarea de hacer de soporte ante tanta sangramentazón hecha canción.

Sweeney Todd: The Demon Barber Of Fleet Street viene a resultar en dos advertencias. La primera ya la mencionamos, este film es un musical. Y la segunda es que lo piensen dos veces antes de ir a una barbería, porque si no han caído en cuenta el barbero pega un arma punzo penetrante cerca de la yugular, por lo que es mejor llevárselas bien con él y dejar buena propina. Recomendable para la cartelera Tex de la semana.

Film: Willy McKay (★★★★★)

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Spaceman Spiff Todd

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