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  • Willy McKay: ¡Non-Plus-Ultra!
  • McKay: Muy bueno, peeero…
  • Pasta: Ta' Bien… Ta' Bien…
  • Mancao: Coleto impresentable.
  • Ñame: ¡Que nos devuelvan el tiempo y dinero que perdimos en revisar esta grandísima porquería! ¡Un CULAZO!
Spiff-O-Rama - Reseña: Jason Bourne

The name is Bourne, Jason Bourne

Cine Cartelera

Con la vuelta del nuevo milenio el público se cansó del agente 007 y sus impecables hazañas de espionaje llenas de clase y glamour. Pasaba una década desde el final de la Guerra Fría y el tema del espionaje no tenía el mismo atractivo en los nuevos tiempos post 9/11 donde el terrorismo tomó el protagonismo como la nueva amenaza. Para 2002 comenzó un largo hiato para el personaje de Ian Fleming, que también sirvió para buscarle un nuevo rumbo como agente del MI6 en la nueva era de la globalización (en realidad fue para resolver el litigio legal de los derechos entre Eon y MGM/UA). La oportunidad fue propicia para un rostro nuevo, fresco, real, falible, vulnerable y sin los beneficios de super autos, bati-gadgets, trajes de etiqueta y martinis acompañado de divas.

Entra Jason Bourne. Que resultó oportuno dado que las novelas de Robert Ludlum sobre el agente de la CIA –que tenían bastante tiempo– calzan bien con la actualidad ya que su escenario fue basado en la génesis de la internacionalización del terrorismo de mediados de los '60 (Carlos, anyone?). Adaptado al presente con nuevas tecnologías, sin llegar al Sci-Spy de Bond, Bourne se presentó como un mercenario que hace –y limpia– el trabajo sucio de las operaciones negras de las agencias de inteligencia, siempre en calidad de anti-héroe, lleno de imperfecciones conflictivas como todo mortal de carne y hueso. Luego de un vago intento por adaptarlo a los medios con Richard Chamberlain en los '80, Ludlum aprovecha la ausencia del súper espía del tuxedo y la Walter PP con silenciador, para reintentar traer a Bourne* al presente con otro enfoque.

Lo demás fue historia y Bourne, de la mano de Paul Greengrass (Director)**, Tony Gilroy (guión) y Matt Damon (actor), redefine el patrón de los films de espionaje-acción a través de un accidentado agente amnésico, sin pasado evidente y en medio de conspiraciones épicas de orden diplomático. Tres films se hicieron con gracia y coherencia, cargados de tensión y acción espontánea en un escenario trotamundos lo más realista posible. El impacto se hizo sentir en la industria al punto que no sólo desató una ola de franquicias inspiradas (Taken, The Transporter, Jack Reacher, etc), sino que marcó un estilo que obligó a James Bond a actualizarse siguiendo el perfil que Bourne dejó en el imaginario popular, que para nada quería volver al romanticismo del cine de otrora.

Sin embargo Ludlum dejó sólo tres novelas completas y algunas a medio terminar que fueron concluidas por su asistente. Al igual de Bond, Bourne terminó en un letargo que en vano intentó mantener vivo con un rostro distinto a Damon en un film que no hizo honor a su "legado" (¿vieron lo que hice?). Luego de ocho años el equipo original se reúne para un capítulo más en la saga de Bourne y es el film que estrena hoy, que se titula simplemente Jason Bourne sin el adjetivo de extensión que viene de las novelas de origen (Identity, Supremacy, Ultimatum). Al parecer se dejaron cabos sueltos en lo que se suponía una conclusión en la cinta 'Ultimatum', puesto que Jason Bourne pretende dejar finito el problema que lo agobia desde que comenzó a reconstruir su pasado.

Jason Bourne posee todos los elementos para ser un film legítimo del "legado" original de Bourne, salvo un componente crucial, la ausencia del guionista Tony Gilroy, quien adaptó las novelas al cine en los tres primeros films. Su ausencia pesa. De resto la dirección de Paul Greengrass le devuelve el tradicional estilo de documental de acción con sus tomas epilépticas de cámara suelta en un frenético movimiento que marea hasta el steadycam más estable (él siempre hace de camarógrafo mientras dirige). Damon por su parte retoma el rol de Bourne, que conoce y le pertenece, tan holgado como ponerse un viejo par de jeans. Incluso la intensa música de John Powell repite los humores incidentales de rigor, sólo que en calidad de compositor dejando la conducción a un tercero.

La familiaridad de entrada hará que esos ocho años de distancia no se sientan. Pero, Jason Bourne carece de intensidades ni toma riesgos –como los films anteriores– para conformarse con una reincidencia formuláica que la coloca en territorio seguro para no salirse del carril de su carácter verosímil. Sí, hay espionaje, conspiración, persecuciones, combate y todo dentro de la acostumbrada escenografía trotamundos que nos lleva a distintos puntos del globo en impresionantes despliegues de escenarios auténticos. Pero a falta de un guión denso en intelecto (insisto, de Gilroy que se nota su ausencia en lo dramático), Jason Bourne es apacible y convencional, sin arriesgarse para no salirse de lo seguro usando elementos repetidos de la serie que nadie va a objetar. Es un capítulo apéndice, argumentalmente innecesario a la conclusión previa.

Jason Bourne es rítmicamente perfecta y fluida dentro de su estructura convencional que sugiere que algo ya está reutilizado o abusado, como el perenne choque con la CIA como el enemigo omnisciente que al menos aquí lo justifican con la excusa de la era post-Snowden quien los expuso a la luz como un invasor a la privacidad. De cualquier modo esta pugna persigue a un Jason Bourne que insiste en dejar todo atrás, en especial los detalles de su pasado oscuro que intentan revelar, no para desarrollar más a un personaje curado, sino para justificar su salida de la clandestinidad en este nuevo capítulo.

Parte del encanto de Bourne estaba en el conflicto interno con sus antecedentes y su participación en el programa mercenario, mientras menos sabíamos, más interesante se hacía bajo el velo del misterio. A medida que revelan más detalles innecesarios del pasado de Bourne, se hace menos atractivo a la vez que genera anacronismos con argumentos anteriores. No conformes con añadir más personajes, los involucran con hechos previos donde nunca fueron relevantes. Entre los nuevos están Vincent Cassel de némesis (Black Swan, Eastern Promises) y Tommy Lee Jones (No Country for Old Men, Captain America: The First Avenger) como el Director de la CIA que en esta serie es un personaje revolver que rotan cada vez que caen vencidos por sacarle la piedra al fujitivo ex-agente.

Por todo lo anterior, Jason Bourne es aceptable, buena, pero no empuja la barra dejada por la inmaculada trilogía original. Siendo la entrada más floja de la serie no significa que no sea buena, al contrario, está muy lejos de no serlo porque Jason Bourne es satisfactoria para los seguidores que sin duda quedarán complacidos, sólo que no esperen que deje una marca de impresión como solía sin esfuerzo. Sí, la falla en Jason Bourne es que no se esfuerza, es algo débil en la justificación de su argumento, pero intachable en dirección, ritmo y consistencia con las películas anteriores, sobre todo sólida en lo actoral. Intensa no es, pero muy entretenida sí, llena de mucha acción y conspiraciones de costumbre, que por habernos acostumbrados es que perdió su capacidad de misterio y asombro.

La recomiendo sin reservas como la cartelera rural de la semana.

Film: McKay (★★★★☆)

___________
Bart

[*] 'The Bourne Identity' fue ese regalo de despedida de Ludlum quien al menos llegó a ver la primera antes de fallecer en 2002 luego de supervisarla durante la producción del film. Al menos Ludlum se fue complacido con llevar el nombre de Bourne a la cultura popular cinematográfica con un nombre que hasta entonces permanecía en el anonimato literario de las novelas de espionaje.

[**] 'The Bourne Identity' fue dirigida por Doug Liman quien se quedó en la serie como productor.

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