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CALIFICAMOS ASÍ

Nuestra escala para calificar las reseñas del 1 al 5. Con el Sir William McKay reservado sólo a la excelencia.

  • Sir William McKay: Aleph One.
  • Willy McKay: ¡Non-Plus-Ultra!
  • McKay: Muy bueno, peeero…
  • Pasta: Ta' Bien… Ta' Bien…
  • Mancao: Coleto impresentable.
  • Ñame: ¡Que nos devuelvan el tiempo y dinero que perdimos en revisar esta grandísima porquería! ¡Un CULAZO!
La Otra Dimensión - Reseña: Sekiro Shadows Die Twice

This is not a 'Souls Game'

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PlayStation 4 XBOX One PC

Sekiro: Shadows Die Twice es lo último de los desarrolladores de Dark Souls de FROM Software. Pocos estudios son capaces de desarrollar títulos que nos inviten de una manera tan insistente a superarnos para vencer retos que parecen imposibles, pero este experimento que se desvía de la fórmula original souls, alienó a muchos de sus seguidores. Me incluyo.

Sekiro no es malo, al contrario, Miyazaki, su Director, ha vuelto a firmar otra obra maestra. Una que esta vez va por unos caminos muy diferentes a lo visto en sus trabajos anteriores y que nos obligará a aprender a jugar de cero, pero que mantiene en todo momento su sello de identidad. Incluyendo esa calidad inigualable en todos y cada uno de sus aspectos. Sekiro es de los juegos más difíciles que he jugado en mi vida, y de hecho me fue muy mal. Siendo veterano de los demás juegos de FROM Software creí que me encontraría en casa. Pues no, no es un souls para empezar. Es otro juego fundamentalmente distinto, en especial el combate, que lejos de ser el agresivo estilo de los souls a base de defensa y ataque, Sekiro es de parrying y contraataque. Sé que les parecerá similar, pero son diametralmente diferentes. No soy bueno en el estilo de parrying y Sekiro descansa en esa mecánica como su nomenclatura de principio. Atacar de frente no es recomendable, de hecho, deberías evitarlo. Pero de eso más adelante.

Juegas a un caballero shinobi llamado Sekiro, el lobo de un solo brazo, encargado de proteger a un joven señor que tiene el codiciado poder de desafiar a la muerte. Es más un juego de acción que un juego de rol. Recoges nuevos brazos protésicos y aprendes nuevas técnicas de combate, e incluso pones puntos de habilidad en algunos árboles de habilidades. No esperes estar jugueteando con las estadísticas de la armadura: este es un juego sobre batallas breves y mortales en una era de kunai y katanas. Esta particular visión del Japón feudal llena de fantasía y misticismos es más dura que he visto.

La historia se desarrolla en el periodo Sengoku del Japón medieval de finales del Siglo XVI, tomas el rol de un Shinobi que fue dado por muerto después de perder un brazo y ahora debe encontrar a su amo quien está desaparecido. A diferencia de las demás entregas de FROM Software, la historia no está escondida en las descripciones de objetos que encuentras por el mundo o contada misteriosamente por NPCs que acentúa el misterio. En este caso la historia tiene una línea definida y es contada mediante escenas cinemáticas que ayudan a darle sentido a la trama de una forma accesible y coherente.

Es un juego sobre luchar a través de una recreación sobrenatural de una Japón feudal. Como un asesino inmortal con una hoja afilada y un brazo protésico armado, pero hay muchos momentos en los que la espada está enfundada y el juego muestra una disciplina cinematográfica. Las peleas de Sekiro son impresionantes, duelos de acero cuyos diferentes estilos desafían la familiarización que varía de enemigo en enemigo. Puedes atacar con combos, golpes especiales de espada, aparatos protésicos y artes shinobi, pero el objetivo siempre es maximizar ese medidor de postura para dar ese golpe final. Sekiro exige perfección, a veces sus controles no funcionan como se supone que deben.

La catarsis de vencer a un gran Jefe de un juego de From Software está intacta aquí. Pero en Sekiro, el sistema de la muerte enfoca toda esa emoción en una fracción de segundo. Después de un encuentro difícil, hay una avalancha de euforia y alivio cuando ves la retícula roja brillante y golpeas el ataque asesino. Sin embargo el alto nivel de dificultad finalmente me hizo bajar el autoestima. Sin importar el esfuerzo de incrementar mis habilidades abatiendo a más enemigos, Sekiro nunca se sintió fácil o incluso se acercó a algo como la "zona de comfort" que tiene la mayoría de los juegos de acción.

Entre estas peleas hay castillos, valles, patios y mazmorras llenos de enemigos menores, tesoros y raros personajes amistosos que ofrecen escasas migajas de comodidad o mercancías a la venta. Cada área es un rompecabezas: averigua dónde esconderte y cuándo escapar a los tejados, y puedes cortar sigilosamente a través de cinco o seis desafortunados soldados antes de que alguien se dé cuenta que estás ahí. Ser superado en número rápidamente conduce a tu desaparición, por lo que adelgazar las filas con golpes sigilosos y golpes cayendo de las ramas de los árboles es vital. Su mundo abierto es más vertical que cualquier otro Souls por sus rompecabezas estructurales.

La increíble sensación de logro y alivio cuando un jefe es finalmente derrotado –después de docenas de intentos– requiere un cierto nivel de masoquismo. Es probable que el juego incluso desanime a algunos de los fieles de Souls por su extrema dificultad, y es casi imposible recomendarlo a los jugadores casuales o a aquellos que se frustran fácilmente. Es, ante todo, un juego de paciencia y de fijarse bien en los detalles. No es ir a lo loco ya que ahora no hay que preocuparse por no contar con una barra de resistencia que signifique que actues a discreción y sin disciplina. Sekiro tampoco permite recuperar puntos de experiencia perdidos como en los Souls.

Morir significa volver a los ídolos de oración dispersos por todo el mundo, pequeños oasis que marcan tu progreso. Los entornos están unidos por los ídolos, que son el equivalente del juego a las hogueras de Dark Souls. Cuando mueres, reapareces en el último ídolo que tocaste, pero sólo pierdes la mitad de tu dinero (llamada Sen) y algo de experiencia. Sekiro no deja espacio para lapsos de concentración. Tres o cuatro golpes suelen ser suficientes para acabar contigo, y los Jefes a veces pueden fulminarte con un solo golpe, el clásico one-shot-bullshit cuando casi-casi lo tienes. Hay castigos mínimos por el fracaso, ya que tu shinobi puede resucitarse tan a menudo como sea necesario.

Los intercambios de Jefes pueden ser agotadores. Si no te gusta medir los tiempos de combate, presionando el botón de bloqueo justo cuando aterriza un ataque enemigo, entonces Sekiro podría no ser para ti. Algunos Jefes requieren que ejecutes tu parry constantemente. Afortunadamente, los tiempos son generosos y mucho más receptivos que un típico escudo en Dark Souls. Puedes contrarrestarlo con tu brazo protésico cada vez más potente. A medida que encuentres las mejoras, puedes volver a tu centro, el Templo en ruinas, para que tu gruñón pero cariñoso amigo escultor las instale y actualice.

No obstante, me sentí empujado a reintentar una pelea de Jefe porque quería progresar a la siguiente área; lo lograba, pero no puedo decir que el proceso fuese agradable. Ayuda que puedas volver de entre los muertos. Cada vez que descansas en un ídolo, restauras hasta una resurrección de shinobi, pero matar enemigos se carga un segundo. No puedes usar múltiples resurrecciones en rápida sucesión, pero son un recurso vital y una consideración táctica interesante, especialmente durante las peleas de Jefes.

Sin embargo, los fanáticos de Dark Souls todavía disfrutarán de la estructura anudada de estas áreas, y hay muchos secretos ocultos justo al lado del camino crítico, a menudo alcanzado con el excelente gancho de grapple, que te permite saltar entre las ramas de los árboles y los tejados. El mundo interconectado de Sekiro, con sus muchos secretos, rivaliza con cualquier cosa que el desarrollador haya creado anteriormente. Y aunque los enemigos podrían ser brutales, todos sus diseños visuales son fantásticos.

El sigilo también ayuda. En algunas áreas con muchos enemigos comunes, puedes descubrir rutas furtivas muy convenientes, lo que hace que la repetición sea mucho menos aburrida. Visualmente usa el mismo motor de Bloodborne y su acabado es tan meticuloso en detalles y atmósfera convincente que cada área es digna de admirar. A 30fps no yauda mucho dado lo veloz de su jugabilidad, pero es estable.

Sekiro: Shadows Die Twice es terco y empedernido, tenaz y estricto, nada accesible y poco amigable. Si estás listo para el desafío, Sekiro recompensará tu paciencia con algunos de los duelos más espectaculares y estresantes de cualquier action RPG. De resto, evítalo.

BIEN:
● Sigilo y combate de parrying bien calibrado.
● Verticalidad de su mundo abierto.
● Historia fácil de asimilar.
MAL:
● Curva de dificultad muy agresiva y abusiva.
● Estricto sistema de parry como mecánica excluyente.
¿60$?: No lo recomiendo a jugadores de souls acostumbrados a otro sistema de combate. Encontré a personas que nunca se acostumbraron al sistema de jugabilidad de los souls, que encontraron en Sekiro lo opuesto.
PS4: 2019. 1-Disco (Blu-ray) o Digital. Zona ALL. Video HD: 1080p/30fps. Sonido: Dolby Digital & DTS 5.1, Jugadores: 1 (Online: N/A); Disco Duro: 16GB, DualShock 4 Compatible. Trophies. ESRB Rating: M

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Barton

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