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RESEÑAS

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CALIFICAMOS ASÍ

Nuestra escala para calificar las reseñas del 1 al 5. Con el Sir William McKay reservado sólo a la excelencia.

  • Sir William McKay: Aleph One.
  • Willy McKay: ¡Non-Plus-Ultra!
  • McKay: Muy bueno, peeero…
  • Pasta: Ta' Bien… Ta' Bien…
  • Mancao: Coleto impresentable.
  • Ñame: ¡Que nos devuelvan el tiempo y dinero que perdimos en revisar esta grandísima porquería! ¡Un CULAZO!
Spiff-O-Rama - Reseña: Nine

Cine Cartelera

Luego del estreno en 1960 del film La Dolce Vita, Federico Fellini se convirtió de la noche a la mañana en el nuevo estandarte del cine italiano. Ya para ese momento los años del Neorrealismo habían pasado y las obras de Roberto Rossellini, Vittorio de Sica y Luchino Visconti eran cosa de la postguerra. La Italia de este momento estaba en auge de vivir, de decadencia y de clase que ese instante temporal recibió el mismo título de la obra de Federico. Y junto con ello la fama vendría por extensión de cosas: entrevistas, ofertas para dirigir en Hollywood, asociaciones con otros directores para codirigir –incluso se habló de una colaboración entre él e Ingmar Bergman; en suma, el mundo tenía los ojos fijos en él.

A raíz de esta consecuencia natural, Fellini se aísla del mundo en un intento por recuperar la cordura. Pero junto con esta retracción suceden dos cosas: se queda sin inspiración artística y empieza a autoevaluarse como individuo. En cuanto a lo primero, estaba el elemento de superar al film anterior que, por el mismo factor de haberse convertido en un clásico, era una suerte de sombra cubriendo todo lo que realizase en el futuro, forzándolo a generar dudas en sí mismo sobre su capacidad artística y con el agregado de tener encima el escrutinio público. Lo segundo empieza a ponderar, junto con la ayuda del psicoanálisis, su vida, su interrelación con los demás, su crianza en Rimini cargada de culpa religiosa y castrante por la relación maternal, sus devaneos con sus protagonistas femeninas con todo y que su musa era su esposa, Giuletta Massina, y por último sus inseguridades sobre si era o no un gran director de cine.

Sin embargo había que hacer una película, la octava según su cuenta, aunque por haber hecho un proyecto a cuatro manos con el director Alberto Lattuada, Luci Del Varieta, se cuenta como una media película. Por el mismo factor de no poseer un guión al empezar a rodar, y por su naturaleza de filmar de modo casual en donde las líneas de diálogo se escribían mientras se dirigía, en el proceso la película empezó a tomar forma como cine dentro del cine: un metafilm. Además, Fellini empezó a volcar en el personaje principal de Guido Anselmi tanto su profesión de director como todo su abanico de inseguridades, miedos, misoginia y búsqueda de la felicidad, entre los temas que éste reflejó en su película; que para el momento tenía como título de trabajo La Bella Confusione, aunque luego pensó en llamarla Comedia.

Para el protagónico utiliza a su alter ego fílmico, Marcello Mastroianni (originalmente tenía en mente a Laurence Olivier) y repite con el femenino en la figura de Anouk Aimée, junto con un reparto internacional: Claudia Cardinale, Sandra Milo, Rosella Falk, Barbara Steele, Madeleine Lebau, Eddra Gale (en el célebre papel de la Saraghina), al igual que sus colaboradores detrás de cámaras, ahora frente a ellas: Mario Conocchia, Bruno Agostini y Cesarino Miceli Picardi. E igualmente repite con Tullio Pinelli en el guión, con Gianni di Venanzo en la dirección de fotografía y con el genio y el maestro Nino Rota en la música. Todos estos elementos integrados son los que lograron que el film fuese reconocido como una obra maestra por la crítica y el público, hasta hacerse merecedora de dos premios Oscar™ de la Academia por mejor vestuario y mejor film extranjero en 1963, ahora bajo el nombre que lo inmortalizó: 8 ½.

La anterior charla es para mencionarles el haber visto Nine, que si bien toma como inspiración la gran película de Federico Fellini, no es una guía para entender este film. Nine viene del musical de Broadway basado en lo anterior que hablamos, que fue estrenado en 1982 con éxito de público y crítica aún cuando algunos citaron que los temas eran flojos. No obstante la obra sirvió para lanzar a la fama a Raúl Julia. Sólo que ante la pausa que hubo en el cine con los musicales, misma que se terminó con el estreno de Moulin Rouge! de Baz Luhrmann y Chicago de Rob Marshall, era natural que se adaptase a Federico al género de canciones y bailes bajo la mano del ya mencionado Marshall.

He aquí el gran problema del film: la estructura de dirección. Por el hecho de que el director viene del teatro musical en donde existen unas pautas para su puesta en escena, al adaptarlas al cine en donde se maneja otro tiempo y otro formato, termina por acartonar la película. Lejos de haber dinamismo, lo que se observa en Nine es una rigidez de estilo directoral que hace a la película, no pesada, pero sí algo acartonada. Sólo pueden rescatarse la puesta en escena, la dirección artística y la fotografía que dan un aspecto de revista de moda al film, pero el guión basado en el libro del musical por Arthur Kopit, Mario Fratti y la música de Maury Yeston no es una adaptación del material original, por lo tanto se cambian situaciones, nombres de personajes, se agregan o modifican otras, y por sobre todo el final no tiene nada de parecido con lo que Mastroianni hace en el film.

Las actuaciones van de lo desaprovechado a lo logrado. En lo primero ubicamos a Daniel Day-Lewis quien intenta cantar y actuar, pero por lo forzado del texto se opaca su actuación. Igual pasa con Nicole Kidman, quien es subutilizada en sus dotes actorales y sólo sirve para posar, cantar, decir unas lineas y salir de escena. Penélope Cruz recrea a la amante de Guido Contini (nombre alterado del original) de manera ligera y sin mayores pretensiones histriónicas salvo para cantar y bailar bien.

Marion Cotillard hace un punto medio con su actuación; si bien lo hace de modo correcto con soltura y gracia en un número de strip-tease a la antigua, por el mismo factor de lo deficiente del libro su acto va como una secuencia de acciones. Lo logrado viene en las actuaciones de Judi Dench que demuestra lo bien que sabe cantar y bailar, junto con lo obvia que es como una dama de la actuación. Al igual que Sophia Loren quien al paso del tiempo se sigue viendo mejor que en sus años mozos y sigue actuando con clase. Y las dos sorpresas están en las figuras de Kate Hudson por un lado, al recrear el papel de periodista de manera convincente al igual que cantar y bailar de manera satisfactoria.

Por el otro está la revelación del jamón de Fergie como la Saraghina que si bien no tiene parlamentos, la forma como canta y baila opaca al resto del reparto; es más, se le debería crear una obra de Broadway especialmente para ella porque tiene talento.

Es menester advertir que si vimos Nine a sabiendas de que es un musical fue por nuestra devoción hacia 8 ½ de Federico Fellini, el cual consideramos es un clásico del cine, algo que no podemos afirmar que sea este film de Rob Marshall, todo un compendio de canciones y bailes, pero sin sentimientos ni emociones. Recomendación ruraltejana de la semana sujeta a su propio riesgo.

Film: Mancao (★★☆☆☆)

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Spaceman Fellini Spiff

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