Yippee Kayay Motherfucker
Cerrando los films del verano, los blockbusters de entretenimiento instantáneo y superficial, anoche vimos la esperada cuarta entrega de la serie Duro de Matar en Premiere. Live Free or Die Hard como dice su título oficial se presenta como respuesta al resucitar de viejos personajes duros como Rocky y próximamente Rambo. Sólo que esta vez, Bruce Willis está en mejores condiciones, tanto físicas como artísticas, que Sly Stalone.
La cuarta parte pone al Detective John McClane en su ciudad de jurisdicción a diferencia de las primeras donde lo vimos destruír al Nakatomi en Los Ángeles y al Aeropuerto O'Hara en Chicago. Lo que rompe el esquema que hizo especial y tradicional a las originales, aparte de la ausencia del Director original John McTiernan y el cabello de Willis, es la falta de verdadera tensión en la trama, la temática navideña (con el tema "Let it Snow" de Vaughn Monroe en los créditos) y el lenguaje obsceno característico de John "Motherfucker" McClane.
Cambia en parte por su baja censura para atraer mas gente y vender mas entradas, aparte que la estupidización colectiva que llena las salas de hoy día no les interesa una película con sustancia, sólo sabor. No lo tomen como que Live Free or Die Hard es una mala película, es obvio que no está en la categoría de la Saga de Jason Bourne, pero tampoco estuvo en la liga de El Transportador de Jason Statham. Con una óptica de joda, similar a la que llevas para ver un film de esta temporada como Ocean's Thirteen y Transformers (sin tanta inverosimilidad, creo), puedes disfrutar Live Free or Die Hard sin peo. Yo lo hice.
En este caso se repite el patrón de una organización criminal de alto nivel de tecnicismo y práctica para hacerse rico con un gran golpe, como trató Hans en el Nakatomi en la primera y su hermano en la tercera (en la segunda era para liberar a un dictador eslavo que estaba preso). Sólo que a cónsono con los tiempos modernos de la globalización de la tecnología de la información y la amenaza del terrorismo. Plomo del bueno, acción de calidad con algunas escenas libres de efectos digitales a petición de Willis para revivir los buenos tiempos y darle mayor sentido a la actuación. Por supuesto, aunque sin cabello, no falta la progresiva acumulación de raspones, heridas y moretones que soporta McClane desde el comienzo, llevando más coñazos que el Coyote de la Warner Bros y continuando como si nada como la comiquita misma. Pero los verdaderos duros de matar fueron dos de los secuaces del villano de turno (Timothy Olyphant), que dejan en vergüenza al Terminator por su casi indestructibilidad y resistencia de goma. Ni el desaparecido Alexander Godunov en la primera fue tan arrecho. Pero de nuevo, esta es una comiquita de lo que una vez fue la verdaderamente seria Die Hard de 1988.
No joda, al menos hay armamento, un F-35 y muchos coñazos para que se la pasen tripa en el cine. Con Justin Long ("I'm a Mac" de los comerciales de Apple) haciendo un buen papel del comic relief que McClane arrastra por toda la película y la breve aparición semi-cameo del eterno geek de Kevin Smith. Buen ritmo, nada tensa, nada larga, nada fastidiosa, suficiente para soportar los mojones sin tener que llevar Glade y perfecta para que no quede entre las Ñame que salen últimamente. Hubo humor negro pero hicieron falta los incontables "Fuck" de McClane, aunque la famosa frase que lo distingue y que da título a esta crítica no nos defraudó haciendo su aparición.
Film: Pasta (★★★☆☆)
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Sir Barton
P.D. El estilo de McTiernan dirigiendo películas de acción es tan bueno que nunca se volvió a repetir ese sentimiento de buen cine de la primera Die Hard (que hasta nominaciones al Oscar tuvo). Hasta haciendo jodas como Last Action Hero, donde se burla de sús própias películas junto a Arnarldo Salarzennegger, McTiernan da justo en el clavo, lastima que no continuó de la mano de Willis con la saga entera del inmortal detective. Nos queda esperar la tercera de Bourne para Oct 5.
