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  • Ñame: ¡Que nos devuelvan el tiempo y dinero que perdimos en revisar esta grandísima porquería! ¡Un CULAZO!
La Otra Dimensión - Reseña: The Legend of Zelda Breath of the Wild

A breath of fresh air

Breath of the Wild
Zelda
Wii U Switch

Desde que este juego debutó en Marzo, mucho se ha estado hablando por ahí acerca de que es el mejor juego de Zelda jamás creado, que revolucionó la industria para siempre y es el mejor título open world que existe. Opiniones como esa son lo normal entre los que reseñan videojuegos de manera “profesional”, donde el juego tuvo mejor desempeño que Ocarina of Time pero, ¿es realmente Breath of the Wild todo lo que se dice sobre él en las páginas de gaming? Mi opinión final después de dedicarle más de 100 horas es muy positiva, pero bastante diferente.

The Legend of Zelda: Breath of the Wild es el Nuevo titán de la recurrente franquicia de fantasía de Nintendo, que sigue al no tan buen Link Between Worlds del 3DS y al subestimado Skyward Sword del Wii. Con este juego, Nintendo tomó la valiente decisión de darle una patada a la mesa y reinventar la formula clásica que han tenido prácticamente todos los juegos de la franquicia desde mediados de los 1980; convirtiéndolo en un sandbox/open world similar al que los gigantescos publicadores occidentales vomitan cada mes. El resultado es mayoritariamente positivo y sí, es un título increíble pero definitivamente hay varios aspectos negativos que terminan amarrando a The Legend of Zelda: Breath of the Wild, prohibiéndole convertirse en lo que los reseñadores de los medios dicen que es.

El juego cuenta nuevamente la historia del eterno conflicto entre el héroe Link, la princesa Zelda y el malvado Ganon, quienes poseen cada uno una pieza de la Triforce (Coraje, Sabiduría y Poder respectivamente), el tesoro de los dioses capaz de conceder deseos a quien la toque. En esta ocasión, la trama comienza con Link despertando en un santuario donde al levantarse, la voz familiar de la princesa le revela que ha dormido durante cien años luego de haber perdido el último enfrentamiento con Ganon, quien resucitó y derrotó al reino de Hyrule utilizando sus propias armas de tecnología Sheikah contra ellos. La misión de Link es, una vez más, viajar por todo Hyrule y prepararse para derrotar a Ganon, como hicieron todos sus antecedentes antes que él.

A partir de ese momento, el jugador obtiene completa libertad. Breath of the Wild es un título completamente open-world donde podremos hacer lo que queramos, en el orden que queramos, siempre que nuestros equipamiento y habilidad como jugador nos lo permita. A medida que vamos explorando Hyrule, se van revelando pequeños pedazos de la trama, que nos ayudan a entender qué fue lo que realmente ocurrió cien años antes y cómo fue que “Calamity Ganon” derrotó al reino que parecía estar más que preparado para él.

De todas las versiones de Hyrule que han sido creadas en la franquicia, esta es por lejos la mejor y más hermosa de todas. Hyrule es ahora una tierra vasta y llena de planicies, montañas, lagos, pantanos, volcanes, desiertos, mares y muchísimos otros lugares que vale la pena explorar en lo más mínimo porque, a diferencia de otros juegos de estructura similar, el open world de Breath of the Wild es sumamente interesante, rico en contenido y divertido de explorar y visitar.

Me encantó que el Hyrule que se nos presenta es un tanto “post-apocalíptico”, sin necesariamente ofrecer destrucción por doquier, como ocurren en el caso de, por ejemplo, Fallout. Hyrule está llena de ruinas de pueblos, templos y otras estructuras que logran contar una historia de un pasado muy próspero que estuvo lleno de tecnología Sheikah, sin perder la belleza de los mundos de fantasía que tanto nos gustan a los gamers. En parte me recordó a las áreas alrededor de Ishgard, el nuevo país que debutó en la expansión “Heavensward” de Final Fantasy XIV.

La mayoría de las locaciones a las que estamos acostumbrados los jugadores de Zelda están presentes, como Hyrule Field, Goron City, Kakariko Village, Death Mountain, Gerudo Desert, Zora’s Domain y a decir verdad, jamás se habían visto mejor. Todas están llenas NPC que ofrecen tiendas, quests y diálogos bastante interesantes que dan mucho world building sobre lo que ocurrió en la trama cien años antes y el estado actual del reino.

Visualmente, Breath of the Wild es una absoluta locura en el Wii U y me pareció uno de los mejores juegos de la consola en este aspecto. Lo jugué por completo en esa plataforma y aunque si existen bajones de framerate en los pueblos y otras áreas llenas de NPC, no molestaron para nada fuera de ellos. Aplaudo el hecho que el juego no tenga bugs ni glitches en ninguna parte, sobretodo hoy en día que parecieran infectar prácticamente todos los títulos AAA. Nintendo generalmente logra muy buenos resultados con esto y Breath of the Wild no es la excepción.

Mecánicamente, Breath of the Wild es uno de los mejores juegos jamás creados. Y en esto si estoy de acuerdo con los que reseñan de forma profesional. La cantidad de mecánicas escondidas y obvias dentro del juego es increíblemente grande y prácticamente cualquier cosa que se nos ocurra hacer (dentro del contexto), va a funcionar de manera perfecta. Por ejemplo, podemos utilizar fuego para encender la grama alta en la que están los enemigos para quemarlos y eliminarlos sin tener que desenvainar la espada; engañar a los monstruos para que recojan armas de metal en medio de una tormenta eléctrica para que se sean los mismos rayos los que los eliminen o utilizar fuego para generar calor en lugares fríos, etc.

Como dije al principio, Nintendo hizo un cambio muy radical en la estructura de la franquicia; en lugar de utilizar la fórmula clásica “Área nueva > Dungeon > obtener ítem > Boss fight > Repetir” que se lleva usando por lo menos desde Link to the Past en 1991, Breath of the Wild le entrega al jugador unas runas que ayudan a Link a explorar e interactuar con el mundo alrededor de él de formas muy curiosas e interesantes.

Entre las runas están las clásicas bombas que pueden utilizarse para destruir rocas y otros objetos y hasta de manera ofensiva (tanto directamente como para iniciar incendios), el Cryonis que crea bloques de hielo en lugares donde haya agua, incluidas cascadas y el Stasis, que permite “congelar” un objeto en el tiempo y golpearlo repetidas veces para que la fuerza acumulada de esos golpes se libere de una sola vez en el momento que el efecto de la runa se agote.

Estas runas serán la herramienta más útil de Link para explorar y resolver las decenas y decenas de shrines que hay regados por todo Hyrule, que funcionan en cierto modo como sustituto de los clásicos dungeons tan icónicos de los juegos anteriores, con puzzles excelentemente bien diseñados e inteligentes. Cabe destacar que si existen dungeons reales dentro del juego pero los shrines y la exploración del mundo abierto son el foco principal del progreso en Breath of the Wild.

Además de las runas, Link tendrá acceso a diferentes tipos de armas de una mano, dos manos, lanzas y su fiel arco que funcionará con varios estilos de flechas como fuego, hielo o eléctricas. El combate es realmente muy bueno pero aquí es donde me encontré con el primer punto débil de Breath of the Wild. A medida que fui jugando, me di cuenta que la variedad tanto de armas (en cuanto a uso, no en cuando a formas) como de enemigos es muy pero muy pequeña. Sobre todo en esto último.

Todo el juego está plagado solo de Bokoblins, Lizalfos, Goblins, Guardians y uno que otro bandit que ataca a Link aquí y allá. Para ser un open world tan vasto y variado, me molestó mucho que todas las áreas de Hyrule tuvieran exactamente los mismos enemigos y una vez que te acostumbras a ellos, la mayoría de las peleas se vuelven triviales a menos que rebusques formas curiosas de terminar los encuentros. Esto en lo personal me molestó bastante porque conozco la franquicia Legend of Zelda desde sus inicios y sé que tiene un bestiario sumamente grande y rico en su haber que pudieron haber utilizado para diversificar la cantidad de enemigos diferentes que hay en el juego.

En el caso de las armas me pasó algo similar. Al principio, la variedad de armas da la impresión de ser increíblemente grande pero luego de algunas pocas horas me di cuenta que todas las armas de una mano funcionan exactamente igual. Sin importar si es una rama, un mazo o una espada y lo único que cambia es la cantidad de daño que hace. Lo mismo ocurre con las armas de dos manos y las lanzas. Lo que significa que las aparentes “cientos” de armas que tiene el juego, realmente son solo tres para combate cuerpo a cuerpo y el arco. Además, todas se rompen demasiado rápido lo que no permite encariñarse con ninguna de ellas.

Afortunadamente, la exploración en el juego compensa las debilidades de las armas y la variedad de enemigos. La forma en la que el juego le permite viajar a Link es increíblemente fascinante y solo la puedo comparar realmente con Sunset Overdrive dentro de los juegos open world en lo intuitivo, natural y lo bien que funciona.

Además de correr, Link tiene un “paraglider” que le permite planear y aprovechar las corrientes de aire para moverse libremente por los aires de Hyrule; puede escalar prácticamente cualquier superficie vertical, montar a caballo (que se siente muchísimo mejor que en Ocarina of Time, Majora’s Mask y Twilight Princess), además de otros animales salvajes como jabalíes, toros ¡y hasta osos!, surfear sobre su escudo en superficies inclinadas y utilizar las runas para ayudar a abrirse camino entre lugares que normalmente no son accesibles. Este es otro de los aspectos donde, en mi opinión, Breath of the Wild le gana a todos los demás juegos open world. La exploración funciona perfectamente, es muy natural y las posibilidades son gigantescas.

Por primera vez en la franquicia, Link no vestirá su túnica y gorro verde icónico (al menos al principio) sino que tendrá que ir cambiando de atuendo dependiendo de la situación en la que se encuentre. Todos los trajes en el juego tienen valores de defensa que ofrecer, así como propiedades extra entre las que están protección contra el frío o calor (perfectas para explorar montañas nevadas o desiertos respectivamente), más habilidad para el sigilo, entre otras. Además de los trajes, Link tendrá que recoger un sin-número de ítems comestibles por Hyrule para cocinar y hacer pociones que le ayuden a recuperar corazones u obtener propiedades extra que puedan ayudarlo en diferentes situaciones.

Este sistema de crafting es realmente entretenido porque hay cientos de resultados diferentes que obtener depende de los ingredientes que utilicemos y aunque no está al nivel de la alquimia de la franquicia Atelier, me pareció otro de los aspectos realmente fuertes de Breath of the Wild. Recomiendo ampliamente tener una reserva tanto de comida como de pociones (que se crean mezclando ítems de la naturaleza con partes de monstruos) en todo momento para evitar un Game Over inesperado.

Otro de los aspectos decepcionantes del juego fue su soundtrack, que es completamente olvidable. De hecho, mientras estoy escribiendo esto, estoy esforzándome en recordar alguna canción del juego y no estoy lográndolo. Y eso que pasé más de 130 horas jugando. No es un soundtrack malo, es solo… nulo. Supongo que lo hicieron así para que no se interpusiera en la exploración del vasto Hyrule, pero cuando recuerdo la maravillosa música de Ocarina of Time, quedo con ganas de que este haya ofrecido algo similar. Breath of the Wild también hace debutar por primera vez el voice acting dentro de la franquicia. Lo probé en inglés, español y japonés y me gustaron los tres, con la posible excepción de la voz de la princesa Zelda en inglés, que es un poco fastidiosa y falsa. De resto, la calidad de los efectos de sonido dentro del mundo a explorar es espectacular y da un sentimiento de que este Hyrule es un mundo de fantasía que realmente podría existir.

El reto más grande que tenía Nintendo con este juego era reinventar la franquicia, sin que dejara de sentirse familiar, sin que dejara de ser Legend of Zelda. Y aquí es donde, para mí, sacaron 20 en la boleta. Breath of the Wild sería un rotundo fracaso si hubiera sido simplemente un “Witcher 3 con Link” o un “Assassin’s Creed con Link”, pero Nintendo logró romper con el maleficio de Ocarina of Time (cuya estructura invadió prácticamente todos los juegos 3D de la saga que vinieron después de él) y desarrollar un juego muy bueno, fresco, moderno y que va a asentar las bases para un futuro fascinante y prometedor.

Para concluir, pienso que Breath of the Wild es uno de los mejores juegos que ha hecho Nintendo, pero no es perfecto. Tiene debilidades obvias que muchísimos títulos de la competencia hacen evidentes y no se pueden ignorar por cuestiones de hype o amor incondicional a la saga. Sin embargo, las debilidades que muestra el juego no son graves y para nada opacan lo espectacular que es el mundo que ofrece, así como su exploración y mecánicas. Muchas discusiones se han iniciado online acerca de si Breath of the Wild finalmente destronó a Ocarina of Time como el mejor juego de la franquicia y en lo personal, pienso que es una discusión fútil porque por más bueno que sea, no hace peor a los juegos pasados. Mi favorito sigue siendo Majora’s Mask, pero Breath of the Wild se une ahora a mi lista de los mejores títulos de este universo y me emociona mucho el futuro que le depara. Es un “must-play” y definitivamente va a la lista de lo mejor de este 2017 que ha empezado sumamente bien para el gaming japonés.

BIEN:
● Increible mundo abierto para explorar.
● Puzzles inteligentes y muy bien diseñados.
● Excelentes gráficos, rendimiento y mecánicas.
MAL:
● Muy poca variedad de enemigos.
● Soundtrack débil.  
¿60$?: Por supuesto que sí. Es el mejor juego de la franquicia desde la época del Nintendo 64. Significa un nuevo comienzo para esta saga que, aunque no es perfecto, iniciará un futuro brillante.
Wii U: 2017. 1-Disco o Digital. Zona ALL. Video HD: 720p/30fps. Sonido: Dolby Digital & DTS 5.1, Jugadores: 1 (Online: N/A); Disco Duro: ~30GB, Gamepad Compatible. Trofeos. ESRB Rating: T

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Mike

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