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RESEÑAS

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CALIFICAMOS ASÍ

Nuestra escala para calificar las reseñas del 1 al 5. Con el Sir William McKay reservado sólo a la excelencia.

  • Sir William McKay: Aleph One.
  • Willy McKay: ¡Non-Plus-Ultra!
  • McKay: Muy bueno, peeero…
  • Pasta: Ta' Bien… Ta' Bien…
  • Mancao: Coleto impresentable.
  • Ñame: ¡Que nos devuelvan el tiempo y dinero que perdimos en revisar esta grandísima porquería! ¡Un CULAZO!
Spiff-O-Rama - Reportaje: Star Wars

Hace 30 años el cine no volvió a ser el mismo

Hace mucho tiempo atrás, en una galaxia muy muy lejana...

Si hacemos un recuento de hechos, durante el transcurso de la década de los 70 el cine gravitaba entre el género de catástrofes tipo The Towering Inferno, The Poseidon Adventure y Earthquake, y en títulos de perspectivas más pesimistas con énfasis en la figura del antihéroe a la manera de The French Connection, los dos números de The Godfather, Mean Streets, A Clockwork Orange, Chinatown, Taxi Driver y The Exorcist, por citar unos cuantos, amén de producirse en la industria cinematográfica norteamericana el llamado cine de autor a la usanza del que se hacía en Europa. Era la época de las máquinas de risa de Woody Allen, del estilo callejero de Martin Scorsese, de los blockbusters de Steven Spielberg y de la experimentación con el terror y el film noir hecha por Brian De Palma. También fue la época de George Lucas.

Luego de haber hecho dos piezas de diferente tenor; a saber, THX 1138 y American Graffiti, Lucas decide mezclar a Kurosawa con Flash Gordon, cowboys, space opera, Beowulf, J. R. R. Tolkien y Joseph Campbell de entre muchas influencias literarias y cinematográficas que pueblan su saga, para hacer una obra sobre el bien y el mal –el tema principal de toda la historia de la humanidad- que mezcla el espíritu del cine de autor con el espectáculo a la manera de las matinés fílmicas de los sábados por la tarde en décadas previas. Y esto fue lo que a partir del 25 de mayo de 1977 marcaría un antes y un después en la forma como se hace cine. Ese día se estrenó Star Wars.

El Lado Visible de la Fuerza

En la primera foto: De izq. a der. Harrison Ford (Solo), David Prowse (Darth Vader), Peter Mayhew (Chewbacca), Carrie Fisher (Leia) y Mark Hamill (Luke). Segunda foto: Escena en el Bar de Mos Eisley.

Puede que redundemos en el hecho de que además de marcar a varias generaciones de cinéfilos de todas las edades en el mundo –a manera particular fue la segunda experiencia de entender qué era lo que estaba viendo a la tierna edad de 5 años; la primera fue Close Encounters Of The Third Kind de Steven Spielberg–, Star Wars significó el regreso del género de los efectos especiales, abandonado en la década de los 60 debido al fin del star system, la venta de los estudios de cine a grandes corporaciones, la tendencia de los directores a hacer películas más enraizadas en la realidad como consecuencia del panorama social imperante en Norteamérica y la baja rentabilidad generada por el formato (la más taquillera hasta ese momento era 2001: A Space Odyssey de Stanley Kubrick, con más de $ 10 millones). Sin contar que desde la década de los 60 la ciencia ficción se situó del lado de las distopías para describir futuros apocalípticos (Soylent Green, Logan's Run, THX 1138, etc). Por primera vez en mucho tiempo se les permitió a las audiencias soñar y expandir la imaginación sin sentir que se minimizaba su sentido de madurez, sino elevándolo al punto de hacerlo aceptable.

Además de esto, Star Wars –renombrada en 1997 como Star Wars Episode IV: A New Hope– sirvió para oxigenar el medio cinematográfico poblado de pesimismo y desesperanza en cuanto a lo argumental y lo visual, sin contar el hecho de que muchas películas pecaban de ser pretenciosamente intelectuales y cerebrales. Permitió que el sonido, un elemento tomado a menos en el pasado, sirviera como puente para asociar imágenes y estados de ánimo; Star Wars fue uno de los primeros filmes en hacer uso del Dolby Stereo™ que se convertiría en un standard habitual en todas las películas.

Propulsó las carreras de sus protagonistas, Mark Hamill, Carrie Fisher, en especial la de Harrison Ford, y en el camino convirtió a George Lucas en uno de los hombres más influyentes en la historia del cine a la par de George Meliés, Orson Welles, Cecile B. DeMille o John Ford, tanto por su obra como por las empresas creadas a raíz del éxito de sus filmes; a saber, THX, Industrial Light & Magic y Skywalker Sound, por mencionar las más importantes en la producción de películas. Y en un plano más comercial, sirvió para inaugurar el campo del mercadeo de cine en todos los ámbitos posibles; entre estos: juguetes, videojuegos y libros, algo inconcebible antes: merchandising.

El Lado Oscuro de la Fuerza

Escenas de Luke Skywalker en el depósito de basura de la Estrella de la Muerte y luego vestido para destruirla.

A la par de estos logros, lo que se inició en 1977 con Star Wars también trajo consigo elementos no tan memorables. Como consecuencia de su estreno, muchos estudios de cine se enfrascaron hasta el sol de hoy en hallar la próxima Star Wars; es decir, una película que sea tan taquillera o más que la que nos ocupa. Y en el camino se han producido desastres artísticos de consecuencias catastróficas. Bodrios como Starship Troopers, Battlefield Earth, Event Horizon, Red Planet y Aeon Flux, si bien no son todos filmes de ciencia ficción de acción, sí están imbuidas del espíritu de ser la próxima 'Sci-Fi wonder'. Y los resultados han sido poco más que bazofias sin atenuantes.

Una extensión del concepto anterior está en la creación de franquicias cinematográficas. Al igual que con los Episodios V y VI además de los tres de la precuela, todas y cada una de las fábricas de sueños se han dedicado a hacer secuelas, segundas, terceras y hasta sextas partes (el caso de Rocky) de filmes que en muchos casos funcionaron al principio, pero que se desinflan al agotar el material o crear absurdos argumentales en aras de vender más entradas y 'merchandising' relacionado con los filmes que tienen a mal crear. Si quieren pruebas, analicen la tercera parte de Spider-Man, la segunda y tercera parte de Pirates Of The Caribbean, por citar dos casos recientes. Hasta Spielberg ha caído en esta trampa al permitir en un caso y dirigir en el otro secuelas de su obra maestra Jurassic Park.

Esto, sin contar con el hecho que Star Wars sirvió para hacer patente la división fílmica en el año, donde los llamados filmes de verano con tramas ligeras y aptos para todo público se estrenan a mitad del año, y los de tono serio que concursan por los Oscars™ para finales de otoño, como si fuese poco más que impensable que una película seria no pueda apelar a las masas y viceversa. Afortunadamente en esto último se ha encargado de desmitificarlo Peter Jackson al estrenar en diciembre las correspondientes películas de la Trilogía de The Lord Of The Rings, ganando Premios de la Academia al por mayor en los meses posteriores a sus estrenos.

Además, Star Wars ha significado un descenso en la productividad y creatividad de George Lucas. Luego de haber dirigido el Episodio IV y haber encargado los guiones y la dirección de los Episodios V y VI, Lucas se estancó en cuanto a la creación fílmica, salvo en la colaboración con Spielberg en la maravilla de Raiders Of The Lost Ark –otra franquicia más–. Al terminar estas tres primeras películas, cualquiera podría haber hecho otra clase de filmes para variar los temas y demostrar versatilidad, por ejemplo: dramas, comedias o policiales. Más debido a que Lucas no le gusta mucho el proceso de selección de actores para sus películas y la dirección le parece cansona por momentos. Cuando en 1999 se estrenó la primera de las películas de la precuela, Star Wars Ep. I: The Phantom Menace (con uno de los seres más detestables del cine: Jar Jar Binks), el paso de más de 20 años sin dirigir material nuevo hizo mella en su proceso creador; esto sin contar con que ese mismo año se estrenaría la primera de las películas de The Matrix que simbolizó un soplo de frescura en lo argumental, en efectos especiales y en la dirección de actores en el Sci-Fi Cyberpunk... un par de años después tocaría a la Trilogía de Tolkien. En resumen, Lucas ya no estaba casado con su saga intergaláctica.

El Lado de un Fan

Primera: George Lucas y equipo con Mayhew en traje de Chewie. Segunda: Lucas inspirado en el desierto de Tunisia. Tercera: Kenny Baker ajustándose dentro del androide más famoso del cine: R2-D2.

Apartando lo malo que se mencionó, también Star Wars significó algo para todos aquellos que vieron en su momento la película y para los que vinieron después. Sirvió para lograr romper por unos instantes la tan comentada brecha generacional. Por primera vez en siglos, padres e hijos compartían un gusto y una devoción rayando en lo obsesivo en ocasiones. En algunas partes del mundo se ha inventado hasta una religión basada en el concepto de La Fuerza.

Para los que crecimos con los filmes, significó una muy buena cantidad de juguetes relacionados con las películas (que eran fabricados por la compañía Kenner Toys) en cumpleaños, Navidades, intercambios de regalos, y en fechas recientes en cajitas felices. ¡Cómo olvidar el R2-D2 que llevaba 3 pilas y era manejado por un control remoto que también llevaba una pila! O el Millennium Falcon, la Estrella de la Muerte, las figuras de los protagonistas. Y por supuesto, los light sabers. Sin contar en años recientes con las películas en cualquier formato: VHS, LaserDisc, DVD, etc.

Así mismo, Star Wars introdujo en nuestro lenguaje palabras arquetípicas. La Fuerza, Luke Skywalker, Han Solo, Obi-Wan Kenobi, Darth Vader, C-3PO, R2-D2, Chewbacca, Jabba The Hut, Jedi, Storm Troopers, hyperspace, Estrella de la Muerte, Mos Eisley, Tatooine, Alderaan, el Imperio, y muchas más que fomentaron la imaginación y la creatividad en millones de personas en el mundo.

Esto es lo que significó que el 25 de mayo de 1977 el cine volviese a fantasear, a crear historias, personajes y mundos diferentes al cotidiano para luego convertirse en parte de nuestro panorama y de nuestra formación como seres humanos. A manera personal –y disculpen el acto–, mi episodio favorito de los seis que conforman la saga es precisamente el ahora conocido como Episodio IV, y que en 1977 marcó una pauta en la creación artística –en mi persona– y por el cual celebramos la pasada semana sus treinta años… y que se llamaba Star Wars.

The Force will be with you. Always!

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Spaceman Jedi Luke Spiff

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